Líbranos señor de toda mezquindad, ayúdanos a ser
magnánimas en pensamiento, palabra y acción.
No busquemos defectos en otros y dejemos de ser egoístas
Ayúdanos a desechar toda pretensión y a enfrentar cara a cara,
sin lastima de nosotras mismas y sin perjuicios.
No juzguemos apresuradamente y seamos siempre generosas.
Tenemos tiempo para todas las cosas, haz que seamos calmas,
serenas y amables.
Enséñanos a poner en práctica a nuestros mejores impulsos, con
integridad y sin temor.
Ayúdanos a darnos cuenta de que son las pequeñas diferencias
las que provocan desacuerdos, pero en las grandes cosas de la vida
estamos unidas.
Y esforcémonos en alcanzar y conocer el gran corazón común de todas
nosotras mujeres y señor haz que no olvidemos jamás ser bondadosas.